Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

marzo 07, 2017

Encontrado al pasar...

"Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo,
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré donde vives, ni con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir."

I.V.

marzo 06, 2017

Fueguito

 Me despedí de vos, como besa un amante, como abraza un amigo, como si fuera la última vez. Y si efectivamente esa fue nuestra última noche, necesito serte completamente honesta, porque al final me arrepiento más de lo que no hago que de lo que sí.
Estuve saliendo con varios hombres a la vez porque lo que no encontraba en uno, lo buscaba en el otro. Porque no hallaba en uno sólo lo que realmente quería. Y no estoy diciendo que seas perfecto para mí, porque llevas grabado en la frente la palabra “problema”, porque no sos constante ni puntual, y hasta sos un poco egoísta. Sin embargo, vaya uno a saber por qué -todavía no logro descifrarlo- me gustaste tanto que perdí el deseo por otros hombres. Porque pese a todo, sos un fueguito* loco que me enciende, en todos los sentidos.
Además, aunque esté rodeada de gente, siempre vuelvo a casa con el gusto amargo de la soledad. Sí, me siento sola. Y por primera vez en mucho tiempo apareció alguien que me hacía sentir menos sola. Porque me buscabas, me necesitabas, querías hablar y contarme cosas, querías mi ayuda y mi opinión; y, por supuesto, yo a vos. Y estabas, me escuchabas con mucha atención, te preocupaba. No entendía muy bien por qué, llegué a pensar que tal vez sentías como yo esa necesidad de tener un confidente. Alguien que te diga la verdad sin vacilar y te ayude sin pedir nada a cambio.
Desde el primer día que nos vimos supe que no eras conveniente. También tengo mis problemas, y no necesitaba sumar uno más. No sé por qué, pero seguí igual. Quizás era curiosidad, o simplemente me hacías sentir bien. Heme aquí, escribiendo (hasta me devolviste la inspiración). Supongo que después de leer esto saldrás corriendo, pero sabes que no puedo quedarme callada y guardarme semejante sentimiento.
De todas formas, creo que ya lo sabías. Mis ojos no mienten.
Y si esto es un adiós -porque los “grises” no son lo mío- tengo que decirte que yo también te quiero (un poquito).

Natalia.

*GALEANO, Eduardo; "El libro de los abrazos", Microrelato: "Un mar de fueguitos".

marzo 04, 2017

Ensayo sobre la ceguera

El ser humano, por naturaleza, es un ser egoísta que únicamente se preocupa por sus propios intereses. En sociedad, éste debe adaptarse a las normas y reglas establecidas por la misma para poder convivir los unos con los otros. Sin embargo, en un mundo caótico, como el descripto por Saramago, en el que estas reglas ya no existen, la moral se vuelve una utopía y se deja en evidencia el verdadero ser del hombre.

Asimismo, el miedo es primitivo, inherente al hombre: El miedo a estar solos; miedo a no poseer lo que uno desea; miedo a no alcanzar metas propuestas; miedo a lo desconocido; miedo a la muerte, entre otros. Al ocurrir esta pandemia de "ceguera blanca", el miedo -que yacía dentro de sus corazones- afloró al encontrarse divagando por la ciudad sin rumbo alguno, sin saber qué ocurría ni por qué. Gracias al miedo, la mayoría sucumbió ante el pánico y acudieron al salvajismo con tal de salvarse a ellos mismos.  

Esperanzadoramente, hay quienes son altruistas, como la mujer del Doctor que, por amor a su marido, se quedó a su lado en todo momento. No sólo lo ayudó a él sino que también a aquellas personas que la necesitaban, puesto a que ella no había perdido la vista. Como quien dice, "la unión hace a la fuerza" y creo que ése es el mensaje que Saramago nos quiere transmitir. Aceptando nuestras debilidades como individuos, debemos unirnos en sociedad para salir adelante en el camino de la vida.

La "ceguera blanca" no los dejó ciegos sino que les abrió los ojos, les iluminó las mentes. Manteniéndose en grupos, en pequeñas comunidades, ayudándose entre ellos y buscando el bien común, es como le ganamos al miedo. Dejando de lado nuestro egoísmo y siendo más solidarios es como el éxito se alcanza. A veces hay que cerrar los ojos para poder ver.

N.

diciembre 15, 2016

The "Mad" Hatter - Alice in Wonderland

          In Lewis’ Alice in Wonderland, one of the most unique and unusual characters is the hatter the protagonist meets at a Tea-Party. Many people consider the Hatter to be a meaningless character who only adds a funny element to the novel, akin his friend the March Hare. However, though it may seem a contradiction, within his madness it lays order: “Ordo ab chao” (from chaos there is order). He makes clear that in a world such as Wonderland full of insanity, there are patterns, order, and social conventions established. Nevertheless, readers should be aware from the very beginning that everything occurs in Alice’s unconsciousness, and that this particular character partly teaches Alice the logical adult’s world through the madness of Wonderland. 

          Although the author only refers to him as the “Hatter”, readers know this character as the “Mad Hatter”. The phrase “as mad as a hatter” has its origins around the 19th Century because hatters were said to go mad for their long-term exposure to mercury compound in the making of fine hats. However, Lewis never implies that the Hatter is actually crazy. It is the reader who assumes that he and his fellows are not mentally sane because all social conventions there are inverted as regards Alice’s. If madness is defined as the set of behaviors that are completely deflected from those that are socially agreed as normal, then the crazy one in the story is no one but Alice. Wonderland has its own set of rules, though unusual to us. So, if those who act madly are not, who are the true bonkers? Certainly, the Hatter is not. 

         Moreover, the Hatter personifies Time explaining that he has quarreled with him at a concert given by the Queen of Hearts, at which he sang but hardly finished the first verse since the Queen interrupted yelling “He’s murdering the time!” (7.85.10). From that moment on, it is always six o’clock, it is always tea-time. A subjective personality replaces the indifferent conception of time, and he can punish all those who have offended him. And so he did with the Hatter and the March Hare which are trapped in a perpetual Victorian Tea-Party. The Hatter challenges Alice understanding of the fundamental concept of time, but what is time rather than a human invention? Through this eccentric character, Lewis is trying to show the readers that people created time and people can do what they please with it (or him). However, probably there is a reversal of values as regards the always-in-a-hurry White Rabbit. 

          Wonderland’s unusual sense of order is displayed when the Hatter says the answerless riddle “Why is a raven like a writing-desk?” (7.79.20). Here, chaos is the ruling principle but a strange sense of order still exists. Though riddles need not have answers, language must retain some kind of logic. This character plays jokes and makes puns on words all the time, yet he always speaks properly and corrects Alice’s speech. As when she is offered some more tea, she replies “I’ve had nothing yet, (…) so I can’t take more”. And the Hatter says: “You mean, you can’t take less…” (7.87). Even when the Hatter explains that meaning what she says and saying what she means are not the same thing (7.80.2-5). These language games underscore the inconsistency of this place, but also imply that the ordering principles that govern Alice’s world are just as arbitrary. 

          To conclude, the Hatter is a purposely contradiction (most probably, the whole Wonderland is). In a chaotic world, through “madness”, he teaches Alice some aspects of the real adult’s world: Order and social agreement are inherent to any society; and, the fact that there are many differences among them, does not mean that one is crazier than the other, or even wrong. So, what does this dream mean? Dreams mean everything, some people may say. They are the stories we tell ourselves of what could be, who we could become. Alice, therefore, through her childish self creates these odd world and characters, such as the Hatter, with hidden messages for she is beginning to lose her innocence and build her own identity.

By Natalia B.

noviembre 08, 2016

The Greyhound Moral

"You want to know the saddest thing I ever saw? When I was a boy, my brother and I wanted a dog, so our father took in an old greyhound. You've never seen a greyhound, have you, Bill? Seen a few showdowns in my day. A greyhound is a racing dog. Spends its life running in circles, chasing a bit of felt made up like a rabbit. One day, we took it to the park. Our dad had warned us how fast that dog was, but we couldn't resist. So, my brother took off the leash, and in that instant, the dog spotted a cat. I imagine it must have looked just like that piece of felt. He ran. Never saw a thing as beautiful as that old dog running. Until, at last, he finally caught it. And to the horror of everyone, he killed that little cat. Tore it to pieces. Then he just sat there, confused. That dog had spent its whole life trying to catch that thing. Now, it had no idea what to do."

octubre 19, 2016

Un amor eterno de dos meses

Lo quise tanto que hasta lo dejaba escuchar reggaetón en el auto. Tanto, que no me importaba tener que explicarle el significado de palabras que uso cotidianamente. Tanto, que no me interesaba que tuviese el IQ de un gato, ni escuchar mil anécdotas de borracheras. Sin embargo, no pude con mi genio, y cuando tuve que instruirlo sobre cómo ser un buen anfitrión y pareja simultáneamente, se me fue -aunque como un cuentagotas- todo el amor. Nada más exasperante que la impotencia de querer a alguien que NO es para vos (y que nunca quiso ser tuyo).

agosto 27, 2016

agosto 23, 2016

I wonder if you're lonesome tonight,
You know, someone said that the world's a stage, 
And each must play a part. 
Fate had me playing in love you as my sweet heart.
Act one was when we met, I loved you at first glance.
You read your line so cleverly and never missed a cue.
Then, came act two, you seemed to change and you acted strange,
And why I'll never know. 
Honey, you lied when you said you loved me,
And I had no cause to doubt you. 
But I'd rather go on hearing your lies,
Than go on living without you. 
Now the stage is bare and I'm standing there 
With emptiness all around. 
And if you won't come back to me 
Then, make them bring the curtain down.

mayo 31, 2016

Bajo el sol de Toscana

Era un domingo a la tarde y las campanas tañían. El sol iluminaba la mitad de las calles ascendentes que llevaban al baile. Los adoquines parecían brillar y, los geranios en flor que adornaban cada farola, se reflejaban en ellos. Las calles se vistieron de fiesta, pues la gran noticia resonaba en todo el pueblo de Pienza: ¡La joven Lidia se había casado! Subiendo la colina más alta, pasando los viñedos de Brunello, estaba la capilla medieval donde Silvio se había perdido el “Sì, accetto” de los enamorados. Un kilómetro al Este, en un caserón de campo, un exuberante banquete esperaba a todos los invitados. Para cuando finalmente llegó, ya habían comenzado los bailes. Las damas de honor, al compás del acordeón, entretenían a los solteros con sus sálticos. Una de ellas bailaba levantando su pollera con los dedos y que, al ver a Silvio allí, abandonó el baile e inmediatamente corrió en busca de Lidia. Al breve rato, la dama volvió para susurrar en su oído que lo estaban esperando en el salón principal. 

Allí estaba ella, morena y frágil, nombrada así por su reconocida abuela Lidia Lucca, dueña de uno de los viñedos más importantes de la Toscana. Él, alto y pálido, vistiendo un raído traje de lino, se sonrió con complicidad al ver a la mujer tan hermosa como entonces. Permanecieron en silencio unos eternos minutos, mirándose a los ojos, y escuchando sus corazones galopar.“Mi congratulo con te”, suspiró Silvio, que sin más, besó en los labios a la pequeña Lidia sabiendo que ésa habría de ser la última vez. De pronto, se produjo un tumulto en el salón, pues no tardó en correrse el rumor de su presencia. Este contemporáneo Romeo, desahuciado, le dio la mano al novio diciéndole que había ganado, que la cuidara, pero que, pase lo que pase, él nunca dejaría de amarla y ahí estaría si algo le sucediese. De repente, todos los invitados, quienes balbuceaban entre ellos y al mismo tiempo lo insultaban, quedaron enmudecidos, respetando a este pobre servidor. Silvio echó un vistazo a la novia vestida de marfil (y quizá tan frío como éste) imaginando un futuro mejor, a la expectativa de oír su voz, de un gesto, de algo que lo hiciera quedarse. Éste era, sin dudas, su adiós. 

Hubo un tiempo en que dos almas se amaron como si nada más en el mundo existiera, en el que se sentían eternos e invulnerables. Un amor tan puro como el oro de Arezzo, y tan necio como el mismo Sísifo. Lidia y Silvio se llevaban muchos años de edad, él rondaba más o menos los cincuenta, y ella debía tener veinticuatro primaveras. Venían de familias completamente distintas: Ella, bisnieta de los grandes productores de vino; él, no conoció a su madre y su padre mero campesino que trabajaba las tierras de la familia de Lidia. De adulto, Silvio vivió muchos años en Firenze y se recibió como profesor de Literatura en la Accademia Italiana. Fue entonces que regresó a su ciudad natal, donde conoció a la joven en una clase sobre el desarrollo del Renacimiento. Fue amor a primera vista, es que ¿acaso existen otros? La intrépida Lidia no tardó en invitarlo a tomar una copa de Sangiovese; y así iniciaron sus encuentros furtivos, y la ciudad se detuvo. Apenas un año pudieron ocultar su relación, hasta que los padres de Lidia encontraron las mil cartas con versos de Dante bajo su cama. Les prohibieron volver a verse y, tras la gran influencia económica que éstos poseían, Silvio fue obligado a abandonar Pienza. Pasaron tres largos años, cada uno siguió con su vida, hasta que se corrió la voz del casamiento de dos importantes primogénitos de la viticultura. Sólo entonces Silvio volvió para despedirse del amor de su vida, verla a los ojos una última vez, y que durara, que fuera más que el tiempo. 

Pese a su repentina aparición y a su dulce beso, que hicieron vacilar a la indubitable Lidia e inundaron su mente de bellos recuerdos, ella entendió que sólo fueron un breve destello de luz. Y, aunque una parte de ella quería huir con Silvio, tal y como alguna vez se lo habían prometido, otra (más fuerte) prefirió la vida de comodidad que ahora tenía. Silvio, entonces, ante su inmóvil amada, se dirigió a ella como la “Gloriosa dama de mis pensamientos”, la Beatriz de este Dante, la Julieta de este Romeo, la Daisy de este Gatsby, y se despidió cordialmente con un simple “amerò sempre”. Y más viejo y más cansado, dio media vuelta y se fue con el sol del ocaso, porque el tiempo les cambió la cara, y hasta el alma.

mayo 19, 2016

Un cuento de Navidad

Todo empezó la tarde de ayer, puesto que ahora deben ser las tres o las cuatro de la mañana. Madrugada del 25 de Diciembre. Navidad. Sobre la mesa, todavía quedan restos de la insólita fiesta: Botellas vacías, ceniceros sucios, restos del pan dulce de la abuela y, por supuesto, bajo el arbolito, los regalos con sus debidos envoltorios y tarjetas. Aquellos regalos, que pacientes allí me esperaban, fueron los que, sumado a una gran duda clavada en mis sienes, no me dejaron conciliar el sueño. Por ello, a hurtadillas, me escabullí de mi habitación y me dirigí directo al comedor apenas mis padres se durmieron. Sin embargo, algo familiar llamó mi atención. Los miraba pero una fuerza interior (o el miedo) no me dejaba abrir los regalos. Me quedé sentado sobre la alfombra un largo rato observándolos. Pensativo. 

Mamá le había pedido a mi hermana mayor que la acompañara a hacer unas compras, y yo, entrometido, insistí para ir con ellas. Quizá me pareció divertido ir a la papelera del Centro, aunque no entendía por qué irían a comprar papeles de colores a tan pocas horas de llegar los invitados. Para cuando volvimos a casa, las tías ya estaban en la puerta cargadas de bolsas y bandejas con comida. En seguida, mi hermana y yo ayudamos a los mayores con los preparativos: Colocar los manteles, poner los platos y cubiertos, y preparar los aperitivos mientras papá se ocupaba del pavo. Llegaron los primos y, como siempre, nos fuimos corriendo al fondo a jugar, dejando de lado mis quehaceres. Estábamos demasiado entretenidos como para darnos cuenta que la abuela ya había llegado y nos había manchado las mejillas con su labial. 

Jugamos y jugamos. Ahora, le tocaba a Ignacio contar y a los demás escondernos. Cuarenta y siete, cuarenta y ocho, cuarenta y nueve... Escuchaba desde abajo de la cama de la habitación principal. Entonces dieron las 8, mamá llamó a todos a cenar y, al salir de mi escondite, encuentro allí montones de bolsas y paquetes. Cerca de agarrar el más grande, entra Valentina para decirme que la comida estaba servida y todos me estaban esperando. Le pregunté a mi hermana extrañado y ella simplemente contestó: “Son las cosas de la familia, no seas chusma”. Transcurrió la cena normalmente, como cada Navidad. Las mismas comidas, los mismos vinos, las mismas personas, el mismo CD Navideño sonando de fondo, y la misma decoración de la casa... Quien no era el mismo, era yo. Aquél descubrimiento había plantado en mi cabeza una duda. De todas formas, la noche y la celebración continuaron su curso y, yo, sin mencionar palabra alguna, sientiéndome hasta ofendido. Sin embargo, no fue sino hasta las 12 que mi pequeño castillo de ilusión parecía haberse derrumbado.

Pocas veces Papá Noel nos honraba con su presencia a la hora del brindis pero, cuando venía personalmente a entregarnos los regalos, mis primos y yo nos volvíamos locos de felicidad. Usualmente, él venía por la noche, una vez finalizada la fiesta, para depositarlos bajo el arbolito y así abrirlos por la mañana. Tendría que escuchar a mamá cuando me dice “¡Golpeá la puerta antes de entrar, Matías!” porque, esta vez, lo encontré en el baño del primer piso. Papá Noel me miró con sorpresa y rápidamente me hizo un gesto con la mano para que guardara el secreto. Estaba petrificado, casi no respiraba del susto. Entonces cerró la puerta y la trabó. Corrí donde mis padres y les conté lo sucedido, a lo cual respondieron -casi al unísono- que seguramente Papá Noel estaba atrasado con el reparto y quiso dejar los regalos antes, pero, como soy muy curioso, me crucé por su camino. Me parece que no seguí discutiendo o preguntando porque realmente quería creerles, tenía miedo que mi suponer fuese certero, que aquella puntiaguda nariz que asomaba entre los blancos bigotes fuera la de mi tío Paco, así que me fui a jugar nuevamente. Alrededor de las 2 de la mañana, cuando todos comenzaron a irse, mis padres me mandaron a mi habitación a dormir puesto que mis primitos, quienes iban a pasar la noche en casa, estaban ya todos dormidos. 

Y aquí me encuentro, horas después, sentado bajo el arbolito, habiendo reconocido los papeles que compró mamá para envolver los regalos, y repasando en mi cabeza lo sucedido el día anterior. “¿Papá Noel no existe, verdad?” Me decía a mí mismo. “Siempre fueron papá, mamá, la abuela, los tíos... Que preparan los regalos, los esconden y nos los dan disfrazados del gordo de rojo”. Por un momento me sentí traicionado, ultrajado. Luego, recordé las clases de catequesis en mi antiguo colegio y la explicación que nos dio el profesor sobre qué es la Navidad. Para ser honesto, no creo en ningún Dios, no desde que el abuelito falleció. Y ahora, también, me arrebataron la creencia en Papá Noel. “¡Qué tonto! Claro... Cómo un hombre va a entregar regalos a cada persona del mundo en una noche. ¡Bah!”. Y así saltaba de un tema a otro intentando encontrar una respuesta. Confortarme. Quien me viera, pensaría que estoy loco... Debo admitir que lloré un poco, sólo para después darme cuenta que, en realidad, este mero narrador no era más un ingenuo niño, sino que éste había descubierto el verdadero significado de aquella celebración: El amor de una familia. Ya no importaban los regalos o el gran banquete, sino el hecho de estar juntos. Ni la religión, ni el pesebre o el árbol bellamente adornado, sino compartir un grato momento con aquéllos que amamos. Y el esfuerzo que hacen los adultos por mantener viva la ilusión de los niños. Por ello, cuando todos despertaron y me encontraron dormido en el suelo del comedor, abracé a mis padres y a Valentina, les dije que los quería, y que ya sabía la verdad. Agarré los regalos y los repartí entre mis primos, luego a mi hermana y a mis padres, con mucha alegría. Por último, abrí el mío, adornado con mis colores favoritos, y fingí sorpresa, puesto que ahora yo también sería el encargado de sacarles sonrisas a los más jóvenes de la familia con esta maravillosa costumbre.

noviembre 28, 2015

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"Estuve varios días pensando cómo responder a tal perjuicio de manera respetuosa y con altura -aunque no se lo merezca- porque lo creo menester, quizás, por el amor que alguna vez nos tuvimos. Aunque mis palabras hoy no sirvan de nada, sentí la necesidad de expresarme y devolverle una respuesta a su escrito.

El amor no es una enfermedad, como él dice. Sí, estar enamorados nos nubla el juicio pero peor aún los celos, por ejemplo. Un amor enfermo es aquel que es celoso, posesivo y desconfiado. Un amor en crisis es aquel que no siente respeto alguno. Sin embargo, el amor no es el problema, el problema somos nosotros mismos: Que no podemos dejar de lado las diferencias y dialogar sanamente, que nos dejamos llevar por la ira y la bronca y actuamos de formas impensables, que por celos ilógicos desvaloramos a la persona que tenemos al lado hasta llegar a creerla un cesto de basura, que no podemos empezar de cero porque el pasado nos condena y lo dejamos perseguirnos al punto de arruinar algo que podía ser tan lindo. Todo eso, y más, fue lo que mató nuestro amor. Y nosotros somos los únicos culpables. Tal vez le robamos tiempo a un destino que ya estaba planeado de antemano. Quizás no estábamos destinados a estar juntos para siempre, a que su futura hija tuviese mis ojos. Y está bien que así sea. Lo que no está bien es defenestrarnos a posteriori por lo que hicimos mal. Él me difamó públicamente, o al menos eso dijo que hizo. Escribió muchas cosas malas de mí, algunas ciertas, lo admito. Otras, completamente alejadas de la realidad. Manipuló la verdad -como siempre- para quedar bien parado. Tergiversó los hechos de manera tal que cualquiera que lo lea realmente creería que soy una "puta de mierda", olvidándose por completo de lo que él hizo y que nos llevó a la ruina. Me castiga por mis errores del pasado y no se da cuenta que gracias a ellos hoy puedo ser una mejor persona, que aprendí y no volví a repetirlos. Pero, con el mero propósito de herirme, dice que volvió con su otra ex gracias a mí y encima se enoja porque intenté seguir con mi vida sin él, ¡qué paradoja! Y qué típico suyo, prohibirme hacer lo que él mismo hace... Si estuve con otra persona no fue sino después de separarnos, traté de seguir adelante, y el que crea que esté pecando por ser meramente humana que tire la primer piedra. (Pero que no tire a dar).

Estuve enamorada de un hombre 12 años mayor que yo, con un poco de miedo por la gran diferencia pero, quizás, eso también me dio la seguridad de que no iba a ser como los demás bobos con los que normalmente salía, que sería maduro. Por supuesto, me equivoqué, la edad no cambia nada: uno, a pesar de los años y la experiencia, es lo que es y no cambia su esencia. Amé a un hombre que me dejaba telefónicamente cada vez que, sin motivo alguno, se le cruzaban los cables y se ponía celoso, y tenía que perseguirlo por todos lados para convencerlo de que no soy una (citando textualmente) "puta que no puede dejar las piernas cerradas"; un hombre que cada vez que discutíamos me echaba en cara mis antiguos errores que no le competen en absoluto y me maltrataba verbalmente; que cuando estallaba en ira rompía cosas y me tocaba bruscamente; que me hacía problemas por cualquier cosa que no era como él quería; que desconfiaba de mí y no respetaba ni a mi persona ni a mi estudio ni a mi trabajo; que me decía de modo imperativo todo lo que tenía que hacer, para luego él hacer exactamente lo opuesto a lo que me ordenaba; que me mandó fotos de cómo prendía fuego las cartas que alguna vez con tanto amor le escribí y videos de nuestro gato diciéndome que no iba a verlo más por “loser”; que me acusó de estar con él por el dinero, sólo porque se compró una moto BMW y quise viajar en ella, cuando fui yo la que se bancó al pobre músico aunque sea por unos meses creyendo que se transformarían en años, quería que viviera de lo que amaba sin importar lo monetario; que me prohibió ir a un bar porque es “suyo” con tal de no volver a verme sabiendo que vivimos a unas pocas cuadras de distancia y las probabilidades de encontrarnos son miles; que me amenazó en varias ocasiones con publicar vídeos íntimos y arruinar mi vida, que "no me convenía tenerlo de enemigo" obligándome a cumplir con sus caprichosas peticiones como devolverle los regalos... 

Pese a todo, en alguna parte de mi ser, quedaba amor para darle. La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Por eso fui ese viernes a almorzar con él. Por eso me quedé con él toda la noche cuando su abuelo enfermó (aunque diga que me tuvo que rogar). Por eso fui a Chascomús ese sábado, no por jugar, no por la moto, no porque estaba aburrida, sino porque aquel hombre también me dio durante esos escasos diez meses muchísimo amor. Me decía que yo era la mujer más linda del mundo y que tenía los ojos más hermosos. Que se enamoró de mí en tan sólo una semana e imagino o quiero creer que no fue solamente por mi físico sino por mi personalidad, aunque en su escrito mencione únicamente cosas malas sobre mí. Que era un gran compañero, que estaba conmigo siempre. Que me cocinaba lo que sea y que me daba lo que le pidiera, cumplía mis caprichitos y soportaba mis incontables quejas. Que me incluía en todos los aspectos de su vida porque planeaba casarse conmigo, tener hijos, y una vida juntos. Era un buen hombre, al fin y al cabo. Es decir, no por nada me enamoré de él. Pero ahora veo en él un simple cuerpo que tiene dos personalidades dentro. No puedo creer, no puedo terminar de conciliar, el hecho de que alguien tan bueno sea a la vez tan malo. Llegue a estar muy confundida, yo lo amaba de verdad y no quería dejarlo, pero cada discusión -en el último mes- sumaba más motivos para separarnos. 

Y así concluyó. Todo aquello que construimos se desvaneció por completo. “Otros cumplirán los planes que trazamos, que no terminamos, haciéndolos suyos”. Realmente llegué a creer que lo nuestro era para siempre… Por eso me duele tanto haberle puesto un punto final muy prematuro a nuestra historia, creo que teníamos mucho más por dar. Detesto ser tan resentida y no haberlo perdonado antes de que las cosas se complicaran aún más. Me pidió otra oportunidad y no se la di… Me echo la culpa de todo esto.

A vos, mi amor, te digo gracias. Gracias, por TODOS los momentos que pasamos juntos, inclusive los malos, porque existió un tiempo en el que peleábamos (como siempre, porque somos dos tercos) pero sólo con la intención de salir adelante, juntos y más unidos. Gracias, porque de no haber ido a tu casa no hubiese encontrado a mi bebé, mi gatito hermoso que tanto voy a extrañar como así también a Sasha, Moni y hasta a Abril. Gracias, por presentarme a una familia y amigos maravillosos. Gracias, por dejarme ser (gran) parte del Rincón Norma y, principalmente, de tu vida, aunque fuera sólo un breve instante y que rápidamente olvidarás. Gracias, por amarme con todo tu corazón. Gracias, en última instancia, por dejar en mí una huella, miles de recuerdos, que nunca voy a olvidar y que voy a apreciar gratamente.

También, te digo perdón. Perdón, por todos mis defectos. Perdón, por las peleas incesantes y por hacerte perder el tiempo, quizá siempre tuviste que estar con Ailín y yo lo postergué. Perdón, por no ser la mujer indicada para vos (me duele intensamente). Perdón, por haberte hecho sufrir y haberte dado falsas esperanzas en algún momento (es que yo también las tenía). Perdón, por no poder concretar todos los planes que teníamos. Simplemente, perdón. Por todo.

Como dije al principio, ninguna de estas palabras va a cambiar absolutamente nada. Él seguirá pensando todo aquello malo que dijo de mí y me va a olvidar para ser feliz con alguien más. Quería escribir simplemente para sentirme un poquito menos mal conmigo misma, no hay peor sentimiento que el arrepentimiento, porque todas las noches antes de dormirme me voy a acordar de todo lo que hice mal y voy a pensar en mil maneras de cómo cambiar eso que pasó y la impotencia invadirá mi cuerpo al saber que es imposible hacer tal cosa; y la decepción, por parte de ambos, porque él me decepcionó al no ser quien yo creí y lo mismo pensará él de mí: La decepción de haber dado todo por una persona amada y que termine en la nada misma, y encima lastimándonos mutuamente de esta forma. Y la tristeza que eso conlleva.

“Darse cuenta”, darse cuenta que amar es doler pero ¡cómo vale la pena! No hay nada más bello que amar y ser amado. Todos estamos en la búsqueda de aquel ser ideal para vivir el resto de nuestras vidas compartiendo mucho amor. Todos intentamos y fallamos y seguimos fallando, sólo hasta encontrar a la persona indicada. Y nos enamoramos, y sufrimos luego el desamor, y así sucesivamente hasta dar en el blanco. Lo que tuve con él fue real, lo amé (sí, gordo obesito, date cuenta que yo te amé mucho y siempre te fui leal aunque ahora, hundido en la bronca, no lo puedas ver) y las cosas sencillamente no se dieron como quisimos… Será el destino, nuestras diferencias que no supimos solucionar, los errores que no pudimos perdonar, el no entendernos, no lo sé realmente. Quizás en otra vida podamos estar juntos (porque, pese a todo y muy dentro nuestro, así lo queremos). 

Gracias. Perdón. Y hasta siempre.

Natalia."

agosto 14, 2015

Goodbye

You deserve the chance at the kind of love,
I'm not sure i'm worthy of.
Losing you is painful to me.

You would never ask me why
my heart is so disguised.
I just can't live a lie anymore,
I would rather hurt myself
than to ever make you cry.
There's nothing left to try,
though it's gonna hurt us both,
there's no other way than to say goodbye.

agosto 06, 2015

( Siempre  vuelvo  a  vos )

El amor es eterno mientras dura

Allá, por Julio del 2011, cuando me prometías amor eterno y, ahora, años después, olvidaste por completo lo que sentías...
 
"Te amo. Te amo mucho. No sé que hago si te vas. Si nos vamos. Si lo matamos o, peor, si lo dejamos morir. Somos el uno para el otro, aunque cueste entenderlo y/o verlo, así es... Ya que uno, ama al otro. Sos mi chiquita, mi amor, mi vida, mi hormiguita, mi sol, mi cielo, mi luna y mis estrellas, sos la constante que hace latir mi corazón. En el espacio en el que sentí que nos perdíamos, la vida se me redujo a cero y me perdí en un vacío blanco que no hacía más que inflingir dolor y hacer llorar... ¿A quiénes? A las dos personas más tiernas, lindas, cariñosas, celosas, y buenas de este hermoso planeta llenado con tanta gente de mierda. No debemos dejar que nada nos manche, nada... no importa quien sea, lo que sea, ni porque sea que algo y/o alguién se meta entre nosotros... lo rajamos a patadas. El amor que nos tenemos es tan grande que nos aplasta y eso nos hace correr al otro, si estamos en las buenas y en las malas, que así sea... Si hay un pelotudo sobreprotector enamorado de una celosa malparida, es porque nosotros dos, somos así. Pensamos tanto en el otro, que a veces nos equivocamos. Sabés que te amo, sé que me amas... 
Yo vivo en este mundo, y en este mundo moriré... Y más allá de lo dicotómico entre el Cielo y el Infierno, cuando ayer tuve miedo a la muerte, aunque sea por una fracción de segundos, lo único que quería era que me agarraras de la mano y me abraces. Porque aunque gritemos, lloremos, nos saquemos, digamos cosas feas, nos enojemos, hay una razón por la que eso sucede... Y es que nosotros descubrimos qué es lo que mueve la tierra: Nuestro amor.
Te quiero besar, te quiero abrazar, te quiero contar, te quiero ver, te quiero sentir, te quiero hacer el amor, te quiero hecer reír, te quiero cantar, te quiero llorar, te quiero gritar, te quiero caminar, te quiero todo pero... ya no te quiero más... te amo."

Dejamos que el mundo se interpusiera entre nosotros. Olvidamos el "nosotros", nos volvimos egoístas. Ya no peleábamos para estar juntos, las batallas se volvieron el uno contra el otro. Y dejamos que el amor se nos escapara por entre las manos. Nos rendimos... "Antes de rendirnos, fuimos eternos..."

Tu Pippi.

junio 01, 2015

"Morir de ternura, 
una y otra vez. 
Morir en tu dulzura, 
del derecho y del revés. 

Morir, vivir... en ti. 
Amar, amarte... a ti."

abril 23, 2015

You have no right

Puedes olvidarme para toda la vida,
olvidar que también hubo alegrías. 
Pero, si prefieres quedarte con años que olvidaste,
entonces, voy a pedirte que no me nombres.
No me nombres, por favor.

diciembre 23, 2014

21

"She got eyes that cut you like a knife and lips that taste like sweet red wine and pretty legs go to heaven every time. She got a gentle way that puts me at ease, when she walks in the room I can hardly breathe. Got a devastating smile knock a grown man to his knees. She got whatever it is, it blows me away. She's everything I want to say to a woman but couldn't find the words to say. She got whatever it is, I don't know what to do 'cause every time I try and tell her how I feel it comes out "I love you". You know I've never been the type that would ever want to stay, bring them home at night and they're gone the next day. But that all changed when she walked into my life and people asking why it is tell them I don't know, just something about the woman makes my heart go haywire. And she's gonna be my wife. 'Cause when she loves me that's how I feel, 'cause when she loves me I'm on top of the world. 'Cause when she loves me I can live forever and she loves me I am untouchable. She got whatever it is."



Por una nueva etapa en mi vida.

diciembre 08, 2014

Diary Page: Zombies

Dear diary,

I wonder if people realize that nowadays zombie movies and books have become fashionable since the famous TV series The Walking Dead went out on air a few years ago, but in fact they do not know what those stories are really about.

Firstly, I believe that the main theme of those kinds of movies, books and comic-books is actually not the fictitious zombies but the human race itself. Zombies are a manageable threat while the most dangerous thing is ourselves. The key message of these stories is that we are who we are thanks to the world we live in, with its laws, societies and cultures, but a demised world would take out of us our worst and wildest personalities just to survive another day. There can be no doubt that this is straightly related to Psychology and Freud’s Structural Model. For instance, if a group of armed men knock at your door and try to steal your scarce food and water and your weapons, if they try to kick you out of you house or refuge, rape your women or try to kill your son, what would you do? I think we would take out our primal instinct of survival and do unimaginable things in order to save our lives and the lives of our beloved ones.

Furthermore, people usually criticize zombies saying that they are dumb and not scary at all, yet they do not even know how this fictional character was invented. As a matter of fact, the definition of the word ‘zombie’ has its origins in Africa, centuries ago. It is thought that a kind of wizard, using hoodoo magic, hypnotized men and made them act like zombies, doing whatever the wizard wanted. Besides, their heart rate lowered so much that they seemed dead. Personally, I disagree with those people who say that ‘the living dead’ are dull because if you think for a moment… Are we not zombies already? I mean, doing whatever the government or some religious sect wants. Also, some scientists are playing God, making experiments with dead stem cells and different viruses like the rabies virus. In addition, my personal favourite type of zombie is the one who is infected by an unknown virus that runs through the bloodstream to your brain, it kills you from the inside and then you wake up with hunger of flesh, that is to say that the virus is spread through bites. So if a zombie bites you it means you are dead because there is no cure. Moreover, what is dead may never die so the only way of killing the undead is to destroy their brain where the virus is. 

On the other hand, some writers and directors have such a huge imagination that make their stories lose credibility. I realize that zombies are not real and probably a zombie apocalypse is impossible to happen, but you never entirely know. For example, the ‘father of zombies’ George Romero made ‘Night of the Living Dead’ in 1968, one of the first zombie movies in history, in which dead people rise from their graves because of toxic wastes. There are also films about zombies that are able to run faster and who are stronger or have special powers or that the cure is love, these directors focus on the monster itself and end up missing what it should be the main idea: People staying together and cooperating with one another in fighting the undead. I strongly believe that the described chaos is more likely to occur as a consequence of a disease created by us causing an epidemic among the living people. 

In conclusion, some people are so plain that cannot see beyond the zombie and they assume that zombie movies are nothing more than just another science fiction film, with its special effects and bloody scenes. In truth, zombies are secondary characters in what it thoroughly is a story about the survival of the human race in a ruined world, how we mistrustfully interact with each other, how much we change our personalities and feelings and how we return to our primal instincts in such an extreme situation as in an apocalypse. To sum up, the most important thing in these movies is, and always will be, the human factor. Because, is not the human factor the only true difference between us and the enemy referred to as ‘the living dead’? 

Natalie.

noviembre 23, 2014

My favourite faded fantasy

You could be my favourite taste to touch my tongue. 
I know someone who could serve me, love, but it wouldn’t fill me up. 
You could have my favourite face and favourite name. 
I know someone who could play the part but it wouldn’t be the same.
No it wouldn’t be the same as with you.
You could be my favourite place I’ve ever been.
I got lost in your willingness to dream within the dream.
You could be my favourite faded fantasy, I’ve hung my happiness upon what it all could be.
What it all could be with you.
You could hold the secrets that save me from myself.
I could love you more than love could, all the way from hell.
You could be my poison, my cross, my razor blade.
I could love you more than life, if I wasn’t so afraid.
Of what it all could be with you. 
I ain't never loved like you.

noviembre 19, 2014




























If I like a moment, for me, personally, I don't like to have the distraction of the camera. I just want to stay in it. Right there. Right here.

Trascender

Llamamos sensibilidad a la capacidad que tiene nuestro espíritu de recibir representaciones (receptividad) en el tanto que es afectado de una manera cualquiera; por el contrario, se llamará entendimiento, a la facultad que tenemos nosotros mismos de producir representaciones o la espontaneidad del conocimiento. Por la índole de nuestra naturaleza, la intuición no puede ser más que sensible, de tal suerte, que contiene sólo el modo como somos afectados por los objetos. En contraposición, el entendimiento es la facultad de pensar al objeto de la intuición sensible. Ninguna de estas propiedades es preferible a la otra. Sin sensibilidad no nos serían dados los objetos, y sin el entendimiento ninguno sería pensado. Conceptos sin contenido son vacíos; intuiciones sin conceptos son ciegas. De aquí que sea tan importante sensibilizar los conceptos (es decir, darles un objeto de intuición) como hacer inteligibles las intuiciones (someterlas a un concepto).

noviembre 17, 2014

If I could choose

Estaba enojada,
muy enojada,
y no quería pelear más.

Si hay algo de lo que me voy a arrepentir,
por el resto de mi vida,
es haber cerrado la puerta en vez de ir corriendo a buscarte,
para decirte que valía la pena seguir intentando,
seguir peleando,
siempre y cuando sea juntos.

Te dejé ir y nunca,
nunca,
me lo voy a perdonar.

noviembre 12, 2014

Tres y nueve


            A pesar de todos mis errores, desde los más pequeños hasta los más grandes, te amé. Te amé con pasión y con locura, porque es la única forma que tengo de amar. Te entregué mi corazón y alma desnudos. Sólo vos supiste y sabés quién soy, cómo soy. Te di mi vida. Sé que vos también me amaste mucho y sé que, aunque no fui tu vida entera, era una gran parte de ella. Ahora… Ahora ya no sé quién sos. No sé a quién amé. Pero, sólo para que lo sepas, yo sigo siendo la misma persona que te dijo “…soy yo, Nati”, con el corazón latiéndome tan rápido de los nervios que pensé que se me iba a salir del pecho, por el portero eléctrico aquel 12 de Febrero del 2011, cuando me enamoraste con sólo abrir la puerta de calle. Sí, soy yo: Tu novia. Tu amiga. Tu compañera. Tu mujer. Tu Pippi.

noviembre 05, 2014

            “Resulta que el viejo Sísifo fue condenado a elevar una piedra a lo alto de una montaña, para justo cuando estaba llegando a la cima ver como se le resbalaba de entre las manos y rodaba ladera abajo, de forma que tenía que empezar de nuevo con el trabajo. Esa era su condena. El amor… a veces se nos antoja una tarea tan ardua como la que le fue encomendada a Sísifo y, a veces, podemos llegar a pensar que ciertos fracasos son ineludibles. No siempre es así, nada está escrito ni predeterminado, es más, la excusa más cobarde suele ser culpar al destino. A veces, un rayo de felicidad, un destello de luz, se cruza por tu camino y hace que cambien tus planes. Sucede a veces, que algo te eriza la piel y te rescata del naufragio.”

octubre 21, 2014


Te escribiré los versos que nunca te hice, 
seré puntual como siempre quisiste. 

 (Volvé...)

octubre 20, 2014

Brindemos

          Hace no mucho escuché a un tal fulano que dijo “Brindemos por la verdad… Y todas sus consecuencias” e instantáneamente recordé el bar, cuando cada vez que te servías una copa venías a brindar conmigo, sin emitir una sola palabra, sólo me mirabas y te sonreías. Siempre, sin falta. Sentía que era tu manera de acercarte a mí sin tener que dar explicaciones a nadie, tratando de ocultar aquello que ya sabían todos pero ninguno se atrevía a nombrar, ni siquiera yo, tampoco vos. Es que, creo, en realidad no había forma de nombrar o etiquetar –o como quieras llamarlo– “eso” que teníamos. Eso que nos mantenía tan cerca pero tan lejos, eso que hacía que nos extrañáramos y que nos eligiéramos una y otra vez a pesar de todos nuestros pecados. Víctimas del deseo, comenzamos por unos besos furtivos y terminamos por desparramar nuestra ropa por el suelo. Eso que empezó como una aventura, que luego nos llenó de vida y felicidad, y que, como todas las cosas buenas, terminó de golpe, sin aviso previo. Aunque ya sabíamos que iba a terminar muy mal… Pero, mientras duró, fue hermoso. “Eso”, que aún no sé cómo llamarlo y que de sólo pensarlo se me estremece el cuerpo. El caso es que, sé que a la larga esta va a ser una bonita y una típica historia de “amor imposible” más del montón, –porque sé que a mí me gustan este tipo de historias– pero por el momento me duele en lo más profundo del alma, sobretodo porque te veo a donde sea que vaya. Y espero vos también, que cada vez que estés en el bar y, mires para donde mires, me veas ahí. Que recuerdes cómo me hacías el amor sobre la barra, la heladera, los sillones, las mesas, las sillas, el baño de damas… Que recuerdes tanto mis gritos de placer como mi risa llena de alegría. Que cuando fumes un cigarrillo al cerrar el local, el humo dibuje mi figura y me extrañes. Que, cuando alguna otra pase con un perfume parecido al mío, me busques con desespero y, al no encontrarme, sientas el vacío que yo siento. Que no puedas arrancarte la pulsera que con tanto amor te hice, ni tirar el papelito de la última vez, si es que todavía no lo hiciste. Que resuene en tu cabeza aquel poema, que ese anciano en la plaza de San Telmo nos recitó creyéndonos enamorados. Y quizá, sin saberlo, lo estábamos. 
          Entendé que no pretendo nada con este texto, no es más que una manera de desahogarme, por eso te escribo, porque anoche soñé que iba al bar, te dedicaba una canción, una que dice “…los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí, ni el recuerdo los puede salvar…” y me iba sin más. Vos, a pesar de que ella estaba ahí, junto a la barra, odiándome, fuiste corriendo a buscarme. Me frenaste en medio de la acera, me miraste con esos ojos de “quisiera que el tiempo se parara en este instante”, como lo hacías cada lunes antes de subirme al colectivo cuando el deber llamaba, y me besaste tan fuerte y con tanto cariño que realmente parecía que el tiempo se había detenido. Y no terminé de entender si lo hiciste para pedirme perdón, si fue una despedida o si me estabas confirmado el “te amo” del fin de semana anterior, que desperté, muriéndome de ganas de preguntarte qué mentiras le dijiste a ella y por qué. Heme aquí, preguntando por qué no me elegiste a mí, ¿por qué? Sea cual sea la respuesta, entendí que era más fácil dejar todo como estaba, más simple y cómodo para todos. Preferiste la mediocridad a la locura. Lo aburrido a lo excitante. El acostumbramiento a la pasión. Es mucho más sencillo vivir cuando te amas más a vos mismo que a la otra persona. Supongo que fue por ello. O quizás eso quiero creer. Quizás fue a mí a quien le mentiste. Pero todo eso que callabas, eso que decías con tus actos: Tus mensajes, tus llamadas, las salidas, los besos, los abrazos, las miradas, las fotos, y más. Todas esas pequeñas cosas tan lindas que hicieron que… que… que te quisiera tanto. Todo eso lo creí porque lo sentí, y porque lo sentí ¡no puede ser mentira! Lo vi en tus ojos. Lo sentí en tus miradas, cuando creías que no te estaba viendo. Y es por ello que esta situación me duele, porque sé que me amaste, a tu extraña manera, pero lo hiciste y no puede ser posible que me dejaras así, sin siquiera darme la oportunidad de despedirme, de hablar sobre ello, de un último beso… Algo. Lo que sea. 
          En fin, fue sólo un sueño, un producto del inconsciente, de mis deseos más profundos, que me revolvió los sesos y trajo tu recuerdo. En el mundo real hay que saber decir “adiós”. Por eso, con mi copa de vino tinto en la mano, brindo por la verdad y por las consecuencias que ésta conlleva. Porque dudo mucho que le hayas dicho completamente la verdad a tu novia... Digo, podrá perdonarte que me llamaras entre una y tres veces por semana, que me mandaras y pidieras fotos casi todo el tiempo con la excusa de que querías verme, los infaltables mensajes de texto de cada día, las veces que nos veíamos sólo para almorzar y caminar de la mano, los abrazos y los besos, los “te extraño”, podrá haberte perdonado que me hicieras el amor en cada rincón del bar y que tu ropa oliera a mí, el “mi hermosa” que me decías, pero de saberlo… ¿Te perdonaría el hecho de que me dijiste que a ella no la amabas sino que me amabas a mí? No lo creo. En realidad, nada de lo antedicho puede ser perdonado, no éramos sexo vacío, por supuesto que no… Había amor y todos lo notaban. Algo de tal calibre es imperdonable. Necesito que me mires a los ojos y me digas: “Nunca te amé”, o algo así como “te usé”, o lo que fuera, para alejarme de todo esto. Para poder odiarte de una buena vez y olvidarte para siempre. Si no, que me digas… “Lo que sentí fue real pero tuve que elegir lo que era mejor para mí”, y entender que perdí e irme con un poquito de orgullo. La incertidumbre me está matando. Así que, por favor, levanta tu copa una última vez, mírame, no digas nada, sólo mírame como antes, y brindemos. Yo brindaré por lo que no pasó porque, como quien dice, “no está perdido aquello que no fue”. Por la verdad, como dije anteriormente, por soportar todas sus consecuencias y superarlas con la cabeza en alto, y por aquellos sacrificios que debemos realizar constantemente. Por que seas feliz con tu elección y no tengas que pasarte la vida pensando en la famosa frase “que hubiese pasado si…”. Por los días venideros, por vos, por mí. Por nosotros. Brindemos ahora, pero muy despacio, para que dure más. “Salud, señorita”. Adiós y hasta siempre.

septiembre 21, 2014

Ya llegó la Primavera

Well, I could say everything’s alright and I could pretend and say goodbye. Got your ticket, got your suitcase, got your leaving smile. I could say that’s the way it goes and I could pretend and you won’t know that I was lying. Because I can’t stop loving you. No, I can’t stop loving you. No, I won’t stop loving you. Why should I? We took a taxi to the station, not a word was said. And I saw you walk across the row, may be the last time, I don’t know. 



I'll always be here by your side. 
I never wanted to say goodbye. 
I'm always here if you change your mind.
Because I can't stop loving you.

septiembre 11, 2014

Miércoles

Odio los simbolismos absurdos, porque lo único que logran es lastimarnos aún más...

Me despedí hace dos semanas atrás de una persona que me abrazó y me besó, aunque con pocas fuerzas, con mucho amor, como si supiera que esa habría de ser la última vez.
Ese fue mi adiós.
Ese, el recuerdo con el que elijo quedarme.
El calor de sus brazos y de su mejilla, de sus manos apretando las mías. Porque alguien alguna vez me dijo que podés olvidarte, además de muchas cosas, de la voz y hasta de cada facción de la cara, pero que nunca te vas a olvidar de sus manos y ese apretón que connota un hasta luego.




Siempre te querré, abuela postiza.

julio 10, 2014

Inmersos en sus propias frustraciones, agobiados por una realidad que siempre resulta insuficiente, una pequeña muestra urbana de soledades para los que enamorarse puede ser la peor de las opciones...
Sólo en la honestidad de una crisis es donde se conoce la verdadera esencia de alguien y, al entender su sufrimiento, corremos el riesgo de enamorarnos.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.