El ser humano, por naturaleza, es un ser egoísta que únicamente se preocupa por sus propios intereses. En sociedad, éste debe adaptarse a las normas y reglas establecidas por la misma para poder convivir los unos con los otros. Sin embargo, en un mundo caótico, como el descripto por Saramago, en el que estas reglas ya no existen, la moral se vuelve una utopía y se deja en evidencia el verdadero ser del hombre.
Asimismo, el miedo es primitivo, inherente al hombre: El miedo a estar solos; miedo a no poseer lo que uno desea; miedo a no alcanzar metas propuestas; miedo a lo desconocido; miedo a la muerte, entre otros. Al ocurrir esta pandemia de "ceguera blanca", el miedo -que yacía dentro de sus corazones- afloró al encontrarse divagando por la ciudad sin rumbo alguno, sin saber qué ocurría ni por qué. Gracias al miedo, la mayoría sucumbió ante el pánico y acudieron al salvajismo con tal de salvarse a ellos mismos.
Esperanzadoramente, hay quienes son altruistas, como la mujer del Doctor que, por amor a su marido, se quedó a su lado en todo momento. No sólo lo ayudó a él sino que también a aquellas personas que la necesitaban, puesto a que ella no había perdido la vista. Como quien dice, "la unión hace a la fuerza" y creo que ése es el mensaje que Saramago nos quiere transmitir. Aceptando nuestras debilidades como individuos, debemos unirnos en sociedad para salir adelante en el camino de la vida.
La "ceguera blanca" no los dejó ciegos sino que les abrió los ojos, les iluminó las mentes. Manteniéndose en grupos, en pequeñas comunidades, ayudándose entre ellos y buscando el bien común, es como le ganamos al miedo. Dejando de lado nuestro egoísmo y siendo más solidarios es como el éxito se alcanza. A veces hay que cerrar los ojos para poder ver.
N.