Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

noviembre 12, 2014

Tres y nueve


            A pesar de todos mis errores, desde los más pequeños hasta los más grandes, te amé. Te amé con pasión y con locura, porque es la única forma que tengo de amar. Te entregué mi corazón y alma desnudos. Sólo vos supiste y sabés quién soy, cómo soy. Te di mi vida. Sé que vos también me amaste mucho y sé que, aunque no fui tu vida entera, era una gran parte de ella. Ahora… Ahora ya no sé quién sos. No sé a quién amé. Pero, sólo para que lo sepas, yo sigo siendo la misma persona que te dijo “…soy yo, Nati”, con el corazón latiéndome tan rápido de los nervios que pensé que se me iba a salir del pecho, por el portero eléctrico aquel 12 de Febrero del 2011, cuando me enamoraste con sólo abrir la puerta de calle. Sí, soy yo: Tu novia. Tu amiga. Tu compañera. Tu mujer. Tu Pippi.

Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.