Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

agosto 16, 2010

Qué fugaz es la vida, qué vertiginoso es el suceder de los días. Los sueños; las ilusiones; la urgencia por realizar lo siempre postergado, porque la rutina cotidiana nos atrapa, nos llena de obligaciones y convierte cada día, cada insomnio, en un desfile imparable de preocupaciones; las vocaciones que se quedaron en el camino, pero siguen vivas en lo profundo del ser; el miedo, las dudas, la inercia o la falta de carácter para iniciar los nuevos rumbos tan deseados; todo esto y tantas cosas más, van armando nuestra vida, sostenida por una sola fuerza invencible: la esperanza de que, al fin, llegará la deseada luz, liberándonos de la rutina que cierra nuestro paso, impidiéndonos disfrutar del goce del ensueño.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.