Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

septiembre 30, 2010

Hoy me levanté extrañándote.

Procuré no volver a nombrarte siquiera. Y voy cumpliendo... Pero cada día duele más. Muero por mandarte un mensaje e ir hasta tu casa a darte un abrazo, como solía hacer cuando te enojabas. Que me ignores, me mata lentamente.

Procuré, también, no volver a llorar. Y voy cumpliendo... Pero todos los días una parte de mí muere. Vivo de recuerdos. Y se me parte el alma.

Procuré no pensarte. Ahí se me complica. No hay momento en que no te cruces por mi cabeza. Pero en seguida trato de dispersar la mente, y pensar en otra cosa.

Procuré, principalmente, olvidarte. Es... Imposible. Me falta tu aliento, tu amor. Me faltas vos, mi cable a tierra, mi motivo para seguir. Sólo me queda el consuelo de llenar este frío vacío con el calor de otro cuerpo, aunque no sea lo mismo.

Pero no pretendo dejar de amarte. Doy por hecho que jamás dejaré de hacerlo.

Te extraño, gordito.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.