Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

septiembre 26, 2010

Amo tanto, tanto la vida, que de ti me enamoré, y de amarte tanto, tanto, puede que no te ame bien. Si yo fuera tu asesina, conmigo nunca tendría clemencia, y me condenaría a muerte, que es condenarme a tu ausencia. Pídeme cualquier deseo, poco te puedo ofrecer. Lloras, gritas, bajo la lluvia, como el ángel Lucifer. Somos de nuevo herida abierta, mala tierra trágame...
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.