El SDA, ese era mi enemigo: Síndrome de Defunción Asintomática, o Síndrome de Depresión Apocalíptica, dependiendo de con quién esté hablando. No importa cómo lo llamen, mató a más personas. Al principio nadie entendía lo que estaba pasando. No eran los suicidios, aunque de esos también había muchos. No, era algo diferente. Algunas de esas personas tenían sólo heridas leves, o enfermedades de fácil tratamiento; otras estaban en perfecto estado de salud. Simplemente se iban a dormir una noche y no despertaban al día siguiente. El problema era psicológico, su mente simplemente se daba por vencida, no queriendo ver el mañana porque sabían que sólo les traería más sufrimiento. Pérdida de fe, de la voluntad de vivir, es algo que pasa en todas las guerras. Ocurre también en tiempos de paz, sólo que no en la misma escala. Era una cuestión de desesperanza, o al menos la percepción de esa desesperanza. Yo entendía bien ese sentimiento.
Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...
septiembre 06, 2010
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.