Tú me preguntas, mirada dulce, si me moriría sin ti. Yo aterrado me
escondo en un vaso cargado de alcohol y te respondo: "Maldita sea, no lo
compruebes, por favor". Y te dices fuerte e independiente, y a veces me
pareces débil, en mis manos como un copo de nieve que se deshace,
negándose a confesarse enamorada de mí. Y sé que no podría estar sin ti.
Sé que no podría estar sin ti.