Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

enero 04, 2010

Sandro de América

La noche se perdió en tu pelo
la luna se aferró a tu piel
y el mar se sintió celoso
y quiso en tus ojos, estar él también.

Tu boca, tu boca sensual, peligrosa
tus manos la dulzura son
tu aliento fatal fuego lento
que quema mis ansias y mi corazón.

Ternura que sin prisa apura
caricias que brinda el amor
Caprichos muy despacio dichos
entre la penumbra de un suave interior.

Te quiero y ya nada importa.
La vida lo ha dictado así
Si quieres, yo te doy el mundo,
pero no me pidas que no te ame así.



Mis viejos son fanáticos de Sandro,
prácticamente crecí escuchándolo.
Se nos fue un grande, Roberto Sánchez.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.