Estaba por salir corriendo de la
pileta para abrazarte, aquella última vez que nos vimos, hasta que
apareció ella y te agarró de las mejillas, y te besó. Pero no cerró sus
ojos, no. Tenía la mirada clavada en mí. Fría y cargada de odio. Por
dentro sentí pena. Hoy lo siento por los dos.
...Te dan ganas de salir a matar gente.