Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

abril 25, 2012

Like a year ago...

Caminaba lento y fuerte, para que notara sus zapatos altos de plataforma (horribles, vale aclarar) pero por sobre todo, su presencia. Me miraba y revoleaba los ojos. Ponía la boquita de pava silbadora, típico de ella. Sacudía su pelo largo sin forma, planchado, desprendiendo de su cuello el perfume que ella le había regalado, como tantos otros me regaló a mí. Llevaba un vestido corto que dejaba ver sus huesudos muslos. Se reía con falsedad, como es usual. Y hablaba de todo como si supiera apenas algo. Lo único que podía ver, era cómo me echaba en cara que se acostaba con él. A pesar de todo este acting, notaba en su cara el temor que siente cuando me ve. Sabe la verdad. Y le duele. Le duele saber que es la “segunda”. Sabe que la están usando. Pero no importa, ella cree tener lo que quiere. Y sigue caminando de aquí para allá, moviendo sus caderas, apuñalándome con la mirada… Como si me importara. Nunca va a ser mejor que yo, pensaba al verla haciendo el ridículo ante mis ojos. Y de paso, me río al ver sus espantosas cejas. Sé que lloraba por dentro. Será “dueña” de su cama, de sus momentos, de sus regalos… pero nunca, NUNCA, de su corazón.

¡Qué importa que sea viejo el texto! ¡Hoy te cabe más que nunca!
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.