Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

diciembre 28, 2010

Tiempo atrás

Se dirigió a sus aposentos a medianoche sabiendo que ya era tarde. Chequea su celular, como siempre, aunque nunca recibe nada. Se sorprende al ver un mensaje de número desconocido. Escasa de ropa, y con la piel erizada, lo lee. Casi grita de la emoción. Pero un viejo fantasma, un viejo sentimiento acudió rápido en su rescate. Rencor, se llamaba. Enojo, como otros le dicen. Antes de responder, pensó meticulosamente cada palabra; buscó las oraciones precisas para no parecer feliz y, mucho menos, desesperada. "Todos vuelven", pensaba mientras se ponía sus pijamas, esperando ansiosa su respuesta. Tras unos minutos, se enciende la gastada pantalla del celular, ilumina su sonrisa. "Me extraña", se repetía una y otra vez. Por un momento olvidó aquellos sucesos que la hicieron querer verlo nunca más. Y aunque el viejo fantasma estaba presente, no pudo evitar decirle que también lo extrañaba. El tiempo hizo lo suyo y finalizó la conversación, ya era la una de la madrugada, debía dormir. La incertidumbre, la tuvo molesta toda la noche. Los recuerdos, que creía haber olvidado y superado, aceleraban su corazón. Una canción, retumbaba en su cabeza. Y sus labios añorando los suyos. Imaginaba sus ojos sobre los de ella, observando como intentaba cerrarlos. Al fin y al cabo, el sueño le ganó.
A la mañana siguiente, apenas se despierta, agarra su celular. Quería verificar que no fue sólo un sueño, producto de su inconciente. No, realmente había pasado. Él había vuelto... Aún no sabe con qué intenciones. Pero ella sonríe, ilusa.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.