Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

noviembre 05, 2014

            “Resulta que el viejo Sísifo fue condenado a elevar una piedra a lo alto de una montaña, para justo cuando estaba llegando a la cima ver como se le resbalaba de entre las manos y rodaba ladera abajo, de forma que tenía que empezar de nuevo con el trabajo. Esa era su condena. El amor… a veces se nos antoja una tarea tan ardua como la que le fue encomendada a Sísifo y, a veces, podemos llegar a pensar que ciertos fracasos son ineludibles. No siempre es así, nada está escrito ni predeterminado, es más, la excusa más cobarde suele ser culpar al destino. A veces, un rayo de felicidad, un destello de luz, se cruza por tu camino y hace que cambien tus planes. Sucede a veces, que algo te eriza la piel y te rescata del naufragio.”
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.