Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

febrero 19, 2011

Mientras dormía, él me besaba la espalda. Contemplaba mi desnudez. Acaricia mi mejilla derecha y abro los ojos. ¡Qué vergüenza! No me gusta que me miren cuando duermo. Me susurró algo al oído... Todavía no logro comprender esas palabras. Se levantó, se cambió, me besó y se fue. Hace días que no lo veo, ni sé nada de él... Me dejó su dulce perfume en la almohada, su calor en mis sábanas y su huella de la espalda en mi colchón. Me dejó extrañándolo.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.