Mientras cruzaba la pierna, saco un cigarrillo algo extraño, de esos que te dan risa. Me ofreció fuego de prisa, y le temblaba la mano. Me preguntó: ¿Por quién llora? Le dije por un tipo, que se cree que por rico puede venir a engañarme. No caiga usted por amores, debe de levantarse -Me dijo- Cuente con un servidor si lo que quiere es vengarse. Y le sonreí. Le dije: Doble en la esquina, iremos hasta mi casa, después de un par de tequilas, veremos que es lo que pasa. ¿Para qué describir lo que hicimos en la alfombra? Si basta con resumir que le besé hasta la sombra, y un poco más.
Desde aquella noche ellos juegan a engañarnos.