Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

octubre 24, 2010

Olvidó olvidarle

Me encontraba fumando un cigarro en el balcón. No estaba sola, eran cuatro los ojos que observaban la oscura calle, desierta, solitaria. Ambos odiábamos el ruido de los colectivos al pasar, ya que tapaba nuestro canto. Comienzo una frase, vos la terminás. Un trago relaja mi garganta. Nuestros vasos transpiraban, el hielo se derretía en el vodka. Tu frente transpiraba, ¿serán acaso los nervios? Hacía frío, necesitaba un confortante abrazo. Doy una última pitada, para entonces, el dolor de cabeza ya se había ido. La fuerte bebida y el humo, hicieron que me mareara. Por suerte, estabas vos para sostenerme, como siempre. Esa noche no me importaba nada en absoluto. Seguí cantando cuan alto pude, poniendo el corazón en cada verso. Me costaba mantenerme en pie. Recostada sobre el piso pude tranquilizarme, aunque era una noche increíblemente hermosa, algo me inquietaba. Puse otro cigarro en mi boca, y mientras, jugaba con mis labios. Me mantenía distraída. Te diste cuenta de mi ansiedad, y me lo prendiste, también fumaste uno. Estabas a mi lado, en el piso, contemplándome. Yo estaba perdida mirando el cielo. No existe nada más hermoso que ver las estrellas, la luna. Ésa era nuestra luz, nos bañaba su brillo. Nuestras voces no se apagaron, como sí lo hizo su amor por mí. Quería gritar fuerte para que me escuchase desde donde quiera que esté. Mientras la persona que se encontraba conmigo no tenía idea de lo que pasaba por mi cabeza. Hacía demasiado frío ya, y mi vaso estaba vacío. Entré a la casa en busca de aquella inútil medicina llamada alcohol y tabaco. Me recosté en la cama unos segundos, estaba cansada. Cansada de todo. Y me quedé profundamente dormida. Después de eso, sólo recuerdo una figura abrazándome con firmeza, acariciando mi rostro y cabello. Noté que ya no estaba en la cama, sino en una fría escalera de mármol. Me fue indiferente, estaba muy cómoda enroscada en esos brazos. Me hacían sentir bien. Me hacían sentir amada. De nuevo.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.