"Una vez conocí un gato que era como un perro. Actuaba como perro. Era negro y me trajo mala suerte. Te hablo del gato que conocí. Le puse Silvestre. Lo llamaba y venía, rara vez un gato hace caso. Por eso lo quería. Aunque lo vi una sola vez en mi vida. Vivía en la terraza del negocio de la abuela de una amiga. No era el único gato. Pero era el más bueno. Porque actuaba como perro. Prefiero los perros."