Eran las 21:40, yendo a Puerto Madero, enciendo la radio y está esta canción. No sabía si reime, llorar, tirarme del auto, llamarlo o solo cantarsela.
Una noche muy linda... emotiva, parecía que habían armado todo a propósito. Hasta el chaboncito que cantaba lentos, las velas, las 500 parejitas que había por ahí, rosas, el restaurante que ibamos a ir alguna vez, hasta la ropa que tenía puesta, el perfume que más le gusta, el collar, todo pero TODO me hacía pensar en él... Ponerse a llorar en medio de un restaurante mirando por la ventana no es nada lindo, se los aseguro.