Era mi turno de recuperar lo que había perdido. Y así fue, como en una última lágrima, se desvaneció su recuerdo. Había regresado mi fe. Mi corazón había vuelto a latir, por otro hombre.
Ya nada me importaba, el silencio de la habitación no me parecía incómodo, como a vos. Me completaba el hecho de saber que estabas ahí, a mi lado. Sintiendo tus palpitaciones. Y tus labios sobre mi hombro izquierdo.
Me entretengo contando tus lunares. Pensando. Te notaba raro, no me equivocaba. Tenías cara de circunstacia, como soles decirme. Casi no parpadeabas, no me mirabas.
Y si hay algo que nunca dejo de hacer es pensar. Impotencia. No quería que vieras que de mi mejilla derecha rodaba una espesa gota.
La cama era un desastre. Parecía que estábamos en guerra, en vez de haber estado haciendo el amor. Mis cabellos revueltos y el maquillaje corrido, no eran el combo deseado. Pero vos siempre tan tierno, diciéndome que soy la mujer más bella de todas. He escuchado tantas veces esas palabras... Algo en vos me hace creer que cada una de ellas son ciertas.
Un viejo fantasma me acosa por las noches, cuando estoy indefensa. Adiós, le digo, ¡no más!. Quiero creer. Quiero vivir sin miedos. Sin miedo a perderte.
¿Recuerdas aquella vez que me mentiste? Creíste que no pero lo sabía, y no dije nada. Sabía qué te pasaba, por más que tu única respuesta fuera: "nada". Inseguridad.
El pasado me hizo quien soy. También a vos. Deberíamos estar agradecidos que el día de hoy decimos nosotros, ni tú ni yo, NOSOTROS.
Sí, mi corazón perteneció a otro, tiempo atrás. Sí, el tuyo perteneció a otra mujer. ¿Qué importa? Sé que hoy y siempre me vas a amar, y fue el pasado quien te enseñó a hacerlo tan bien. Tuvimos que pasar por las personas equivocadas para llegar a la indicada.
Perfecto sos, para mí.
De errores, aprendí. Errores que con vos no cometeré. Seremos felices, lo prometo.
Y así, con un beso, sella su amor en mis tibios labios. Una caricia. Una lágrima. Una sonrisa. Y eternidad.
Ya nada me importaba, el silencio de la habitación no me parecía incómodo, como a vos. Me completaba el hecho de saber que estabas ahí, a mi lado. Sintiendo tus palpitaciones. Y tus labios sobre mi hombro izquierdo.
Me entretengo contando tus lunares. Pensando. Te notaba raro, no me equivocaba. Tenías cara de circunstacia, como soles decirme. Casi no parpadeabas, no me mirabas.
Y si hay algo que nunca dejo de hacer es pensar. Impotencia. No quería que vieras que de mi mejilla derecha rodaba una espesa gota.
La cama era un desastre. Parecía que estábamos en guerra, en vez de haber estado haciendo el amor. Mis cabellos revueltos y el maquillaje corrido, no eran el combo deseado. Pero vos siempre tan tierno, diciéndome que soy la mujer más bella de todas. He escuchado tantas veces esas palabras... Algo en vos me hace creer que cada una de ellas son ciertas.
Un viejo fantasma me acosa por las noches, cuando estoy indefensa. Adiós, le digo, ¡no más!. Quiero creer. Quiero vivir sin miedos. Sin miedo a perderte.
¿Recuerdas aquella vez que me mentiste? Creíste que no pero lo sabía, y no dije nada. Sabía qué te pasaba, por más que tu única respuesta fuera: "nada". Inseguridad.
El pasado me hizo quien soy. También a vos. Deberíamos estar agradecidos que el día de hoy decimos nosotros, ni tú ni yo, NOSOTROS.
Sí, mi corazón perteneció a otro, tiempo atrás. Sí, el tuyo perteneció a otra mujer. ¿Qué importa? Sé que hoy y siempre me vas a amar, y fue el pasado quien te enseñó a hacerlo tan bien. Tuvimos que pasar por las personas equivocadas para llegar a la indicada.
Perfecto sos, para mí.
De errores, aprendí. Errores que con vos no cometeré. Seremos felices, lo prometo.
Y así, con un beso, sella su amor en mis tibios labios. Una caricia. Una lágrima. Una sonrisa. Y eternidad.
Tu corazón, a cambio del mío. (12/2)