Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

marzo 07, 2017

Encontrado al pasar...

"Ya no será,
ya no viviremos juntos, no criaré a tu hijo,
no coseré tu ropa, no te tendré de noche
no te besaré al irme, nunca sabrás quien fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber por qué ni cómo, nunca
ni si era de verdad lo que dijiste que era,
ni quién fuiste, ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido vivir juntos,
querernos, esperarnos, estar.

Ya no soy más que yo para siempre y tú
ya no serás para mí más que tú.
Ya no estás en un día futuro
no sabré donde vives, ni con quién
ni si te acuerdas.

No me abrazarás nunca como esa noche, nunca.
No volveré a tocarte. No te veré morir."

I.V.

marzo 06, 2017

Fueguito

 Me despedí de vos, como besa un amante, como abraza un amigo, como si fuera la última vez. Y si efectivamente esa fue nuestra última noche, necesito serte completamente honesta, porque al final me arrepiento más de lo que no hago que de lo que sí.
Estuve saliendo con varios hombres a la vez porque lo que no encontraba en uno, lo buscaba en el otro. Porque no hallaba en uno sólo lo que realmente quería. Y no estoy diciendo que seas perfecto para mí, porque llevas grabado en la frente la palabra “problema”, porque no sos constante ni puntual, y hasta sos un poco egoísta. Sin embargo, vaya uno a saber por qué -todavía no logro descifrarlo- me gustaste tanto que perdí el deseo por otros hombres. Porque pese a todo, sos un fueguito* loco que me enciende, en todos los sentidos.
Además, aunque esté rodeada de gente, siempre vuelvo a casa con el gusto amargo de la soledad. Sí, me siento sola. Y por primera vez en mucho tiempo apareció alguien que me hacía sentir menos sola. Porque me buscabas, me necesitabas, querías hablar y contarme cosas, querías mi ayuda y mi opinión; y, por supuesto, yo a vos. Y estabas, me escuchabas con mucha atención, te preocupaba. No entendía muy bien por qué, llegué a pensar que tal vez sentías como yo esa necesidad de tener un confidente. Alguien que te diga la verdad sin vacilar y te ayude sin pedir nada a cambio.
Desde el primer día que nos vimos supe que no eras conveniente. También tengo mis problemas, y no necesitaba sumar uno más. No sé por qué, pero seguí igual. Quizás era curiosidad, o simplemente me hacías sentir bien. Heme aquí, escribiendo (hasta me devolviste la inspiración). Supongo que después de leer esto saldrás corriendo, pero sabes que no puedo quedarme callada y guardarme semejante sentimiento.
De todas formas, creo que ya lo sabías. Mis ojos no mienten.
Y si esto es un adiós -porque los “grises” no son lo mío- tengo que decirte que yo también te quiero (un poquito).

Natalia.

*GALEANO, Eduardo; "El libro de los abrazos", Microrelato: "Un mar de fueguitos".

marzo 04, 2017

Ensayo sobre la ceguera

El ser humano, por naturaleza, es un ser egoísta que únicamente se preocupa por sus propios intereses. En sociedad, éste debe adaptarse a las normas y reglas establecidas por la misma para poder convivir los unos con los otros. Sin embargo, en un mundo caótico, como el descripto por Saramago, en el que estas reglas ya no existen, la moral se vuelve una utopía y se deja en evidencia el verdadero ser del hombre.

Asimismo, el miedo es primitivo, inherente al hombre: El miedo a estar solos; miedo a no poseer lo que uno desea; miedo a no alcanzar metas propuestas; miedo a lo desconocido; miedo a la muerte, entre otros. Al ocurrir esta pandemia de "ceguera blanca", el miedo -que yacía dentro de sus corazones- afloró al encontrarse divagando por la ciudad sin rumbo alguno, sin saber qué ocurría ni por qué. Gracias al miedo, la mayoría sucumbió ante el pánico y acudieron al salvajismo con tal de salvarse a ellos mismos.  

Esperanzadoramente, hay quienes son altruistas, como la mujer del Doctor que, por amor a su marido, se quedó a su lado en todo momento. No sólo lo ayudó a él sino que también a aquellas personas que la necesitaban, puesto a que ella no había perdido la vista. Como quien dice, "la unión hace a la fuerza" y creo que ése es el mensaje que Saramago nos quiere transmitir. Aceptando nuestras debilidades como individuos, debemos unirnos en sociedad para salir adelante en el camino de la vida.

La "ceguera blanca" no los dejó ciegos sino que les abrió los ojos, les iluminó las mentes. Manteniéndose en grupos, en pequeñas comunidades, ayudándose entre ellos y buscando el bien común, es como le ganamos al miedo. Dejando de lado nuestro egoísmo y siendo más solidarios es como el éxito se alcanza. A veces hay que cerrar los ojos para poder ver.

N.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.