Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

julio 30, 2012

Life won't wait

No sé cómo empezar este escrito... Perdí la "chispa". Esa que hacía que escribir acá fuera fácil, poder explayarme libremente y con sinceridad. Creo que en eso se resume mi vida, en un "perdí mi chispa". Juro que me siento muerta*, que vivo porque el aire es gratis -por ahora- y porque no creo en Paraísos ni en la reencarnación. Como si mi alma estuviese escondida en algún lado y no puedo encontrarla, como Peter Pan con su sombra. Mi risas no son plenas, ni motivos para llorar tengo, más que la impotencia, perdí la fe en el amor y no creo en la felicidad. Mis días son vacíos, siempre estoy a la espera de algo mejor. Y es que cuando me lanzo a buscarlo, no lo encuentro y termino frustrándome aún más. Todo el tiempo siento que algo me falta, *y como siento supongo que no estoy realmente muerta, por ello deduzco que esa "chispa" puede volver. Heme aquí, intentando descargarme tras el suceso de hace apenas unos minutos...
Tengo un par de deudas por saldar, cuotas por pagar, quiero ahorrar y hay cosas que necesito comprar. Y me molesta saber que me va a costar tanto hacerlo. Conseguí trabajo y estoy agradecida, aparte es lo que quería: Ser Secretaria; no seré de ésas sexies con trajes en empresas enormes y modernas, pero estoy cómoda donde estoy. Además, adoro a mis jefes. Pero no gano mucho, no me alcanza. Me frustra hacer números y darme cuenta que mis planes van a tener que esperar, que debo postergar muchas cosas. Sumado a mi desinterés por el estudio, bah, es que hay tantas carreras que me gustaría seguir pero ninguna tiene una buena salida laboral. ¿Cómo saber qué me depara en cinco o seis años? No quiero perder el tiempo. La vida es una sola y ésta no te espera. Estoy tan enojada con todos y hasta conmigo misma. Mi enojo, mi odio, me consumen. Todo el mundo me decepciona, también yo. Y en este momento estoy decepcionada de mí misma. Prometí algo que no cumplí.
Les voy a contar, resumidamente, cómo me pongo cuando me enojo. Pero es de ese enojo mezclado con tristeza, decepción e impotencia... Elevo el tono de voz, me pongo aguda y chillona. Me cierro. Grito, me sacudo, golpeo lo primero que encuentro. Tiemblo. La vena de la frente me late, como a Mónica, también la del cuello. Se me ponen la cara y el pecho rojos. Transpiro y sigo gritando. Puteo y los bardeo a todos. Lloro. Pierdo el control, en fin.
La promesa de la que hablaba anteriormente era, justamente, no ponerme más de esa manera. Me hace mal y hago mal a los demás. En este caso, mi novio. Y hoy, volví a fallar. Y ¿por qué mencioné esto del dinero? Porque la discusión fue por eso. Qué llano y mediocre discutir de esa manera por plata. Pero, en mi cabeza, había montones de cosas más. Como que estoy ahorrando por él más que por mí, y que de no ser por eso podría comprarme más cosas y terminar de pagar todo. Hace mucho que lo pongo a él por encima mío. Y, como ya he mencionado en algún post, desde los 15 años que estoy en pareja. Termino con uno, salgo con otro. Nunca me di tiempo para mí y sólo para mí. No quiero salir, ir de joda en joda y estar con un tipo diferente cada fin de semana, etc, simplemente quiero poder darme cosas, pensar en mí y ser mi único problema. Soy muy complicada como para que otro venga a complicarme aún más... Estoy exahusta. Necesito algo que sea mío y sólo mío, que nadie me diga lo que tenga que hacer o lo que necesito o hasta osen decirme que es lo que quiero y lo que no. Detesto que me ayuden si yo no pedí ayuda. Cuando necesito algo, lo pido. Sino, no. Quiero las cosas a mí manera. Porque de mí se trata. Puedo sonar egoísta, pero es que crecí pensando más en los demás que en mí. Sola me siento más fuerte, hay personas que me vuelven vulnerable, por eso me pongo como me pongo.
Hoy, después de mucho tiempo, se fue sin poder solucionar esta cuestión. Y me deja un gusto amargo. A veces es mejor darse espacio y tranquilizarse, pero me gusta poder arreglarnos en el mismo día. Como no me place hablar con otras personas sobre esto, porque me pone nerviosa y me altera, recurrí a mi viejo amigo, mi Blog. Y a ustedes, escasos pero fieles lectores. Vine acá, con mil pensamientos, millones de palabras y con la nula capacidad de formar una oración que tuviera sentido. Entre la confusión y el deseo de tipear un poco sobre mi pesar, pude escribir unos pares de párrafos. Cosa que extrañaba hacer. Estaba cansada de hablarle a las paredes, parezco loca. Escribiendo acá me siento un poquito menos loca. Quiero ser escuchada -o leída- y no obtener respuesta a cambio. No quiero escuchar que estoy equivocada. Conmigo me es suficiente, soy mi peor enemiga.
Ahora me duele la cabeza y la espalda. Me arden los ojos y la garganta. No me paran de temblar las manos. Y, peor aún, no puedo dejar de pensar en las cosas que debí decir y hacer. En repasar el momento varias veces y de diferentes maneras. Cómo debió ser... De chiquita siempre quise tener el "poder de manejar el tiempo", aún hoy lo quiero.  No sé qué hacer. Resignarme fue mi primera opción, agachar la cabeza y callarme, es lo más fácil. Pero no quiero. ¡No quiero! Tampoco quiero seguir discutiendo... El eterno dilema. Soy mi peor enemiga.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.