Él me regaló una rosa. Porque sí, sin motivo aparente, no
era ningún aniversario, ni se había mandado una cagada, sólo una rosa y un beso como un gesto lindo y tierno. Mi madre la cortó y la plantó.
Y fue creciendo, le salieron varias hojitas, estaba preciosa. Yo estaba
contenta porque iba a tener un “rosal” en una maceta en el balcón, que encima
era de él. Pero hace unos días comenzó a marchitarse. Las hojas se pusieron de
un color cada vez más oscuro. Se fueron cayendo. Y no crecieron más. Duró
apenas unos meses. Todavía sigue ahí, y todavía la cuido, por si revive.
…Creo que éste fue el mejor ejemplo que encontré para
describir mi estado actual.