Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

agosto 10, 2012

Cuando uno no se sabe explicar


Él me regaló una rosa. Porque sí, sin motivo aparente, no era ningún aniversario, ni se había mandado una cagada, sólo una rosa y un beso como un gesto lindo y tierno. Mi madre la cortó y la plantó. Y fue creciendo, le salieron varias hojitas, estaba preciosa. Yo estaba contenta porque iba a tener un “rosal” en una maceta en el balcón, que encima era de él. Pero hace unos días comenzó a marchitarse. Las hojas se pusieron de un color cada vez más oscuro. Se fueron cayendo. Y no crecieron más. Duró apenas unos meses. Todavía sigue ahí, y todavía la cuido, por si revive. 


…Creo que éste fue el mejor ejemplo que encontré para describir mi estado actual.
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.