Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas,
de que no haya muerto del todo en tu memoria...

mayo 18, 2009

La tercera palabra.

(...)
-Ya es tarde. Allí sólo perdía el sueño cuando tenía hambre, o cuando me dolía una herida, o cuando me despertaba el miedo. Ahora tú eres mi única herida, y mi hambre, y mi miedo.
-¿Te doy miedo yo?
-Esta noche, sí, porque no es una noche como las demás. ¿No sientes que hasta huele de otra manera?
-Es el otoño. Olor de tierra mojada.
-No basta. El olor de la tierra y el de tu piel también están aquí. Ya lo estaban la primera vez. Pero hoy es algo más profundo... Algo misterioso, que se ha metido aquí dentro como el día de la corza y el día del relámpago.
¿No lo sientes en el aire?
-Ahora, sí. Y también a mí me da miedo, porque tampoco yo lo había conocido nunca.
-Es como si me sintiera ir cayendo en una trampa donde voy a perderme. Y sin embargo, ¡Quiero caer! ¿Por qué esta noche es todo tan distinto? ¿Por qué el primer día el más fuerte era yo, y ahora toda la fuerza la tienes tú?
-¡Salvate de mí! ¡Todavía estás a tiempo!
-Es inútil, ya no puedo volverme atrás, y aunque pudiera no lo haría. Tú que lo sabes todo, ¿qué es esto que estoy sintiendo al mismo tiempo en el alma y en la raíz de la sangre?
-No sé. Ojalá sea lo mismo que estoy sintiendo yo.
-¿También te tiemblan a ti las palabras antes de decirlas?
-También.
-Pero entonces no hay solamente dos cosas grandes. Además de Dios y la Muerte, ¡Hay una tercera cosa que hace temblar la garganta del hombre!
-¡Sí, hay un tercer misterio, que es un poco como sentir a Dios y un poco como sentirse morir!
-Dime esa tercera palabra. ¡Quiero oírtela a ti!
-No hace falta, querido. Esa tercera palabra, cuando es verdad, es mejor decirla en silencio... ¡Así...!
(Lo atrae dulcemente, y luego con pasión entregada. Mientras se besan cae lento el TELÓN).
Esto siento, más o menos, y por esto mismo muero.