Y así, con el correr de los días, fue mejorando mi rodilla. Ya perdí la cuenta, pero de vez en cuando me sigue doliendo y apenas se ve una cicatriz.
(Sí, ni ganas de escribir, ya en el profesorado me queman la cabeza con los trabajos prácticos y parciales. Ah, ¡deseame suerte! Estoy jodida con las fechas y la voy a necesitar)
Cambio y fuera.