Cuando estaba mal y todo el mundo me dio la espalda. Cuando la esperanza estaba casi extinta. Cuando rompí en llanto deseando no volver a despertar. Cuando tomé el primer colectivo que pasó, sin importar donde me llevara, queriendo únicamente alejarme... Apareció alguien, un desconocido, que se sentó a mi lado y me dijo: "¿Estás bien? Te vi en la parada y no me iba a quedar tranquilo si no te preguntaba." Sabiendo que posiblemente nunca más volvamos a encontrarnos pero, aún así, logró dibujarme una sonrisa en el rostro, e inmediatamente pensé: "No todo está perdido".